domingo, 20 de junio de 2010

FESTEJAN A PADRES CAMPECHANOS

ELS


 

El sol salió temprano, el clima estaba cálido, y conforme avanzaba el tiempo para el medio día se ponía mucho mejor, las calles del centro de la ciudad lucían inusualmente transitadas, en las ventanas de los comercios carteras, cinturones y muchos letreros de ofertas eran notables para este día.

El malecón de la ciudad ni que decir lucía de la misma manera, con buena afluencia de vehículos, los bares familiares, los centros de reunión y los restaurantes tenían también un incremento en sus visitantes.

Las mesas estaban listas y así como cada tercer domingo del mes de junio los campechanos salieron a festejar a los papas, a aquellos que los 365 días del año se esfuerzan por llevar el sustento a los hogares. En algunos comercios de comida era común ver a los venerables ancianos en medio de la mesa con sus pequeños nietos quienes entregaban pequeños detalles a los padres de sus padres.

En las casas los festejos tampoco pasaron desapercibidos, mole, frijoles, tamales, pozole y refrescos eran solo parte del menú principal de estas actividades por el día del padre, los discursos, las lágrimas y el ambiente lleno de algarabía se entremezclaban, al tiempo en que alguno que otro hijo valiente derramaba palabras y lagrimas de agradecimiento para algunos de los padres que aún siguen en vida.

Pero en los panteones igual fue notable la visita de algunas personas, con flores en manos, hijas, hijos y nietos visitaron la tumba de notables e ilustres campechanos que se adelantaron en el camino, tal como la familia Reyes, que en el barrio de Santa Lucia acudió a depositar una ofrenda a don José Reyes que hoy, según la fe, se encuentra en el cielo.

Así fue como el día del padre se vivió en una mezcla de amor, regocijo y detalles a los padres campechanos, en algunos casos aún hasta el alcohol fue lo de menos para poder disfrutar de este día más amenamente.

Pero algo que los padres resaltan que no se debe de perder de vista, como dice Don José Vázquez, es que estos festejos deben de hacerse algo más que una simple costumbre, sino un reflejo constante del amor de padres a hijos, pues aunque en estas fechas hay regalos, pero estos a veces no son necesarios, pues son suplidos por el amor de la familia.

"No hay nada como reunirse en casa, visitarse, abrazarse y mirar crecer a tus nietos" significó el abuelo.

Lo cierto es que este fue un domingo significativo en todos los centros de reunión y aún en centros de convivencia religiosa, se recalcó el papel del padre como un formador del hogar, como un sustentador y sobre todo como aquel que se encarga de dotar de una identidad adecuada a los hijos que son el futuro de nuestro estado.

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